¡TÚ, SÍGUEME!


Más que con fórmulas o tradiciones, más que con ritos, la experiencia de la fe es seguir a Jesús. Dejar de un lado las seguridades y los intereses personales y apostar toda la vida en una fuerte relación con Jesús. Siguiéndole. Viviendo con Él, a su manera. Yendo a donde Él nos lleva.
Quiero seguirte. Estar contigo, Dios mío, de día y de noche. Cuando me siento fuerte y cuando no puedo nada. Dejarme conducir por tu Palabra. Llevar tu amor a los que nadie quiere amar.

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